Lo confieso, el tema era el botón verde de Inicio de XP en mi netbook. No tenía quejas contra el más popular de los Windows; alguna que otra falla cada tanto, pero ya somos viejos amigos. Lo que me desvelaba por las noches con pesadillas espantosas era ese gigantesco botón Inicio verde. En una pantalla de 22 o más pulgadas, puede pasárselo por alto. Está allá abajo, a la izquierda, como un mal recuerdo. Pero en la modesta pantallita de 10 pulgadas...
Abrir el equipo y despertarlo de la hibernación era una experiencia tan traumática que hasta probé los temas Plateado y Verde olivo. Así de grave era mi crisis estética. Intenté, incluso, usar la computadora sin mirar el display, pero, como varios expertos me habían adelantado, no prosperó.
Mi animosidad hacia el inmenso botón verde se volvió paroxística la semana última, cuando el terremoto en el centro de Chile me tuvo twitteando durante casi 48 horas seguidas. Noté que el asunto requería solución inmediata cuando empecé a ver el botón Inicio de XP superpuesto a la puerta de la heladera, el tablero de instrumentos del auto y hasta las flores del jardín. Miraba el cielo y veía verdes nubes con la etiqueta Inicio .
Tenía dos opciones. Poner un pedazo de cinta aisladora tapando el botón (claro, ¿pero de qué color?) o instalar un sistema nuevo (claro, ¿pero cuál?).
Abandoné la idea de la cinta aisladora y evalué las otras posibilidades. Vista quedaba descartado. El ahora obsoleto predecesor de Seven requiere el doble de memoria de la que hay en mi netbook (1 GB) para funcionar correctamente. Así que todo se reducía a dos alternativas: Windows 7 o Linux. OK, ¿sería compatible con uno, con ambos, con ninguno?
Bajé el software para probar la compatibilidad de la HP Mini 110-1000 con Windows 7 ( www.microsoft.com/downloads/details.aspx?displaylang=es&FamilyID=1b544e90-7659-4bd9-9e51-2497c146af15 ) y en unos veinte minutos ya sabía que no existía ningún hardware conflictivo en la pequeña computadora. Una de las cosas que más me atraía del 7 es que su Escritorio se ajusta muy bien a las reducidas dimensiones de una netbook y su uso de memoria es razonable. Pero no tanto como pretendía. Con lo básico y sin arrancar ninguna aplicación, el Seven se lleva algo más de 590 megabytes (MB). Muy bien en comparación con Vista, pero Ubuntu 9.10, en las mismas condiciones, usa un poco más de 380 MB. Se ahorra uno, por ejemplo, el antivirus, que por supuesto consume RAM.
Aunque ya casi tenía decidido que usaría Linux en ese equipo, averigüé cómo tenía que hacer para instalar Windows 7 desde una llave de memoria. Porque, como se sabe, las netbooks no tienen lectora de CD o DVD. Todavía más importante, los pendrives son más rápidos que los lectores de discos ópticos, por lo que la experiencia me serviría para cualquier otra instalación que tuviera por delante. Con una condición: que la computadora pudiera iniciarse desde USB. La Mini y cualquier netbook, obviamente, pueden.
Cómo crear el pendrive de instalación de Seven
El primer paso es conseguir una llave de memoria de 4 GB, para alojar todo el contenido del DVD de Windows 7 (unos 2,34 GB). El otro requisito es una PC con Windows 7 o Vista. Un poco urobórico, pero se puede pedir una prestada. Sólo se la necesita durante menos de 2 minutos.
El motivo es que hace falta un programa de Windows llamado DiskPart para preparar la llave de memoria y convertirla en booteable; DiskPart es el software que vino a reemplazar al antediluviano fdisk a partir de Windows 2000.
Pero el DiskPart de Windows 2000 y XP no reconocen las llaves de memoria como discos fijos. Existen otras opciones para hacer esto sin tener que echar mano de una PC con Windows Vista o Seven, pero lo más sencillo es insertar el pendrive en un equipo con alguno de estos dos sistemas y seguir los siguientes pasos:
* En Inicio escriba diskpart y apriete Enter . Se abrirá una consola en pantalla de texto con el nombre Microsoft DiskPart versión 6.1.7600 . Mete un poco de miedo, pero es más fácil de lo que se cree. Sólo lea dos veces el comando que va a lanzar antes de apretar Enter .
* Ahora escriba list disk y apriete Enter . Aparecerán dos o más unidades. Es fácil reconocer la llave de memoria: su capacidad es de alrededor de 4 GB, mientras que los discos duros son de 40 a 100 veces más grandes. Observe el número que precede a cada elemento de la lista. El C:, por ejemplo, será Disco 0 .
* Escriba select disk x y apriete Enter (x es el número de unidad correspondiente al pendrive; asegúrese de colocar el número correcto, porque a continuación arrasaremos con los datos en ese disco).
* Escriba clean y apriete Enter , para borrar todas las particiones y la información de configuración del pendrive.
* Escriba create partition primary y apriete Enter para crear una nueva partición.
* Escriba active y apriete Enter para convertirla en activa, es decir, en booteable .
* Escriba format fs=fat32 quick y apriete Enter para darle formato rápido.
* Escriba assign y apriete Enter para asignarle una letra.
* Escriba exit y apriete Enter para salir de DiskPart .
Ahora la llave de memoria está lista para usarse como soporte de instalación para Windows Seven. Lo que sigue es muy sencillo. Coloque el disco de instalación de Seven en cualquier PC con cualquier Windows, seleccione todo el contenido del DVD ( Ctrl+E ) y arrástrelo al pendrive.
Obviamente, nada de esto es invento mío; de hecho, se trata de un procedimiento de lo más normal en Windows y acá está la página con video y todo en el que Dennis Chung, de Microsoft, explica el procedimiento (en inglés): http://technet.microsoft.com/en-us/magazine/dd535816.aspx .
Una advertencia, no obstante. Con DiskPart puede eliminar particiones de discos duros en un santiamén, si se equivoca. Así que este procedimiento es por cuenta y riesgo propios. Lea bien el comando antes de apretar Enter ; DiskPart no pregunta si está seguro antes de proceder.
Alistando la netbook
El siguiente paso es preparar la portátil para que arranque desde la llave de memoria. Para eso hay que enchufar el pendrive con el equipo apagado, arrancarlo, apretar la tecla para acceder a la configuración del BIOS e ir a las opciones de Boot . Allí, en el orden de arranque hay que poner la unidad extraíble (identificada como USB) en primer lugar y el disco interno (identificado usualmente como SATA), en segundo.
Tras salvar los cambios, el equipo reiniciará desde el pendrive y se pondrá en marcha la instalación de Windows 7 de forma normal.
Dependiendo del modelo, esto puede resultar algo retorcido. En la Mini (y en cualquiera con el mismo BIOS), el sistema volvía a colocar el disco duro como primera unidad de arranque tan pronto se quitaba el pendrive y se colocaba otro. Si se usaba el mismo, conservaba la configuración de arranque. Si no, no. Como estaba experimentando con varias llaves de memoria (Seven, Ubuntu, Ubuntu Remix) la cosa llegó a ponerse espesa hasta que entendí este capricho.
¿Y con Ubuntu?
Pero mi objetivo era instalar Linux, lo que, en un sentido, resultaría más sencillo. En otro, no.
¿Por qué prefería poner Linux y no Windows 7? Porque no necesito en esta máquina ningún programa de Windows, porque me ahorraba los 200 o 300 dólares que cuesta el sistema operativo de Microsoft, y porque Ubuntu usa de 100 a 200 MB menos de RAM, con las aplicaciones equivalentes ( Twhirl, Firefox, OpenOffice, Chrome, Empathy ).
Instalar la versión 9.10 de Ubuntu, que es mi distribución favorita hoy, es increíblemente fácil. La gente de Pendrivelinux.com ha creado un instalador universal que automatiza el procedimiento para colocar en un USB unas dos docenas de versiones de Linux, incluida la Desktop y Netbook Remix de Ubuntu (y hasta Clonezilla , http://clonezilla.org , la aplicación para clonar discos). No es que no se pueda hacer con el intérprete de comandos, pero claramente a uno le queda mucho más tiempo libre si usa interfaces gráficas.
Para el procedimiento se necesitan la imagen ISO del sistema, que se baja de www.ubuntu.com , una llave de memoria de 1 GB y el programa Universal-USB-Installer , que se baja de www.pendrivelinux.com/downloads/Universal-USB-Installer/Universal-USB-Installer.exe .
Otras opciones de instalación desde pendrives, sólo para Ubuntu, pueden leerse en este sitio de Canonical: https://help.ubuntu.com/community/Installation/FromImgFiles
Clásico y Remix
Primero probé la versión Netbook Remix en modo Live (es decir, sin instalarla), y no me gustó. Consumía prácticamente la misma cantidad de memoria que la clásica y sólo optimizaba un poco el uso de la pantalla. No era lo que estaba buscando; quería mi Ubuntu de siempre.
Así que probé la 9.10 en Modo Live para ver si todos los dispositivos de la Mini eran compatibles. Un rato después, con luz verde en todos lados, lancé la instalación desde la llave de memoria y dejé que Linux cambiara el tamaño de la partición de XP y creara la propia. Me sentía como en una montaña rusa, al no hacer la partición manualmente. Me dije: esto no va a salir bien.
Pero salió bien, excepto por una cosa. Tras iniciarse, Ubuntu no reconocía el hardware Wi-Fi. Carámbanos y estalactitas. ¿Antes sí y ahora no? ¡Computadoras!
Sabía lo que estaba pasando, pero tenía tantas ganas de levantarme y conectarle un cable de red al router inalámbrico como de pasar la tarde cortando el pasto. Sólo que no quedaba otra opción. Así que subí al primer piso, tendí un feo cable de red gris entre el enrutador y la Mini, y actualicé el sistema operativo. Después de 45 minutos y un reinicio, Ubuntu listaba la antena Wi-Fi de la netbook entre sus drivers propietarios (es decir, los que no son de código fuente abierto). Por fin, la netbook se había independizado de todo cable.
Probé si XP arrancaba bien y el único inconveniente fue que detectó algunos errores de disco, causados por el cambio de tamaño de la partición efectuado por Linux. No hubo bajas entre los datos y el resto estaba como siempre.
El siguiente paso, luego de grabar el video para esta columna y hacer todas las pruebas posibles de consumo de memoria (con el comando top o con free ; el monitor de Gnome miente bastante), será eliminar por completo XP para usar todo el espacio de disco con Ubuntu. El botón verde, entonces, se habrá convertido en cosa del pasado
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